Marie-Adélaïde Deraismes, a quien todos llamaban Maria, hija de François Deraismes y de Anne Soleil nació en París el 15 de agosto de 1828. La rica familia de comerciantes republicanos y volterianos a la que pertenecía le proporcionó una escogida educación intelectual y artística, bastante más completa que a la que podía acceder cualquier joven de la “buena sociedad” de la época, y ya no digamos si había nacido mujer. Se trasladaron a vivir a Niza en 1851. El padre murió al año siguiente. La familia volvió a París donde murió la madre en 1861. Ana, la hermana mayor de Maria, quedó viuda en 1865 no tenía hijos y ambas decidieron vivir juntas a partir de entonces en el domicilio familiar. Maria por su parte no tenía intención alguna de casarse. Estaban bien respaldadas por un fuerte patrimonio. El salón de las dos hermanas Anne Feresse y Maria Deraismes quedó abierto por esas fechas y frecuentado por gente procedente de las ciencias, las artes, la política y la masonería.
Aunque el Código de Napoleón (1804) había declarado a la mujer “propiedad” del marido, reconociendo sólo su función reproductora de la especie e incapacitándola jurídicamente en el espacio público, los sucesivos movimientos burgueses democratizadores de 1830 y 1848, así como algunos círculos fourieristas, entre otros, habían sensibilizado seguramente de mejores maneras sobre la entidad humana de las mujeres y sus posibilidades de integración de la vida social. La declaración de Seneca Fals (1848) dejó bien expresa la dignidad, capacidad intelectual y moral de la mujer y los pasos a contemplar para su integración en la vida pública.
La masonería de adopción se estaba consumiendo por si misma en medio de este ambiente. Estaba rodeada de cierta pátina de anacronismo preciosista y el debate más valiente se orientaba hacia la conveniencia o no de permitir el acceso a las mujeres por la misma puerta que a los hombres. Fue por entonces cuando Léon Richer, Venerable Maestro de la logia Mars et les Arts reconocía en 1864: “La mujer, persona humana, tiene derecho como el hombre al conocimiento de las verdades morales y filosóficas que nos liberan de los prejuicios religiosos; ella tiene derecho al desarrollo de sus facultades”. Y llegó a exclamar: “La iniciación masónica es no solamente un derecho para la mujer, sino un deber para nosotros”.
Maria Deraismes que se estaba haciendo portavoz de las reivindicaciones feministas se comprometió abiertamente con Lèon Richer para colocar los jalones que debían conducir hasta la ciudadanía de pleno derecho para la mitad femenina de la especie. Juntos fundaron el periódico Le Droit des Femmes en Paris, en 1869 y al año siguiente una asociación con el mismo nombre que presidió Maria Deraismes. A partir de 1874 se llamó “Société pour l´amelioration du sort des femmes”. El periódico se llamó L´Avenir de Femmes a partir de 1871, y recuperó su título original Le Droit des Femmes desde 1879. Fue por entonces, en 1878, cuando convocaron el primer Congreso por “El Derecho de las Mujeres” en los salones del Gran Oriente de Francia.
Los círculos masónicos se estaban familiarizando paralelamente con la presencia de Maria Deraismes. Lèon Richer durante una visita a su domicilio en 1865 le propuso dar una Conferencia como Tenida Blanca. Ella estudió el alcance de la decisión hasta que cedió diciendo algo así como: “Hoy la forma mediante la que debo difundir mis convicciones está detenida: no lo dudo más, he comprendido, por experiencia, hasta que punto la influencia de la palabra hablada es superior a la de la palabra escrita”. Las Conferencias tuvieron aceptación y se sucedieron hasta que las frenó la guerra en 1870, pero después se reanudaron con éxito. La polémica sostenida por entonces con Alejandro Dumas hijo contribuyó a potenciar su fama de mujer inteligente, segura de sí misma y valiente. Era ya bien apreciada por su formación filosófica y conocimiento de las culturas de Oriente y Occidente así como su apuesta por la libertad de conciencia con cierto talante anticlerical.
“Agradezco a la logia Les Libres Penseurs du Pecq que me ha hecho hoy el honor, de recibirme entre sus miembros”, expresaba con entereza Maria Deraismes el 14 de enero de 1882. Y tras minimizar con modestia su propia valia personal, explicaba:
“La puerta que habéis abierto no se cerrará detrás de mí, y toda una legión me seguirá. Habéis dado una prueba, mis hermanos masones, de sabiduría y energía. Para vosotros un prejuicio está vencido. Sin duda sois una minoría, pero una minoría gloriosa, a la que pronto deberán adherirse la mayoría de las logias de la masonería. La presencia aquí de hermanos eminentes es para mí un seguro de garantía”.
Añadía más adelante: “Habéis asestado un gran golpe mis Hermanos rompiendo con viejas tradiciones consagradas por la ignorancia. Habéis tenido el coraje de afrontar los rigores de la ortodoxia masónica. Vosotros recogeréis los frutos. Hoy sois considerados como heréticos porque sois reformadores. Pero, como por todas partes, la necesidad de reformas se impone, no tardaréis en triunfar”.
Y concluía párrafos después: “La Francmasoneria será una escuela donde se formarán las consciencias, los caracteres, las voluntades; escuela donde se persuadirá de que la solidaridad no es una vana palabra, una teoría fantástica, sino una realidad es decir una ley natural irrefutable, mediante la que todo individuo tiene el mismo interés en cumplir sus deberes que en ejercer sus derechos.
Preparareis así una verdadera democracia.
Permitidme una palabra para terminar.
Es de suponer que la ortodoxia francmasónica nos prohibirá algún tiempo todavía la entrada en sus templos y continuará considerándonos como a un profano. Esto no será capaz de conmovernos. Trabajareis activamente para que retroceda de su error. En suma, lo que se dice en ella, lo diremos nosotros: Estamos bien aquí, aquí permaneceremos”.
El mismo año de la iniciación de Maria Deraismes quedó fundada La Liga Francesa por el “derecho de las mujeres”, a la que ella venía contribuyendo. Le Droit des Femmes , el 5 novembre de 1882 explicaba sus propósitos. No era un impulso exclusivamente femenino había hombres comprometidos en la misma causa: “Nuestros más eminentes pensadores, nuestros escritores más renombrados, nuestros hombres políticos más considerables, se pronuncian a favor de una pronta revisión de leyes restrictivas que ejercen un peso demasiado pesado sobre toda una mitad de la especie humana, particularmente sobre las esposas y sobre las madres” … “El código hace de ella una menor y una incapacitada; las costumbres hacen casi una esclava. La aristocracia de sexo, no es más justificable que la aristocracia de sangre. Los prejuicios sobre la superioridad o inferioridad de los sexos están condenados a desaparecer, como han desaparecido los prejuicios de superioridad o inferioridad de las clases”.
Maria Deraismes ha quedado bien reconocida en los anales del feminismo dentro de una postura posibilista que estableció los fundamentos legales para la emancipación de la mujer como persona y la igualdad de derechos y oportunidades respecto al varón en todas las esferas de la vida pública. Está situada en el vector de la III República en Francia que pone bases al laicismo e hizo también algunas apuestas hacia el socialismo. Mostró también su sensibilidad y compromiso por la educación y los derechos de la infancia en general. Los diferentes aspectos en que trabajó Maria Deraismes para laemancipación femenina en concreto quedaron bien consignados en el Programa fundacional de aquella liga por el Derecho de las Mujeres:
- Identificación completa del hombre y de la mujer bajo el punto de vista de la posesión legal y del ejercicio de los derechos civiles en espera de la posesión legal y el ejercicio de los derechos políticos.
- Conservación por la mujer de la plenitud de estos derechos dentro del matrimonio. Nada de subordinación de la esposa al esposo; derecho de la madre igual al del padre.
- Restablecimiento del divorcio.
- Iniciación progresiva de la mujer a la vida cívica.
- La misma moral para ambos sexos.
- Abolición de la prostitución reglamentada por el Estado. Cierre inmediato de todas las casas de libertinaje; supresión de la policía impropiamente llamada policía de buenas costumbres (police des moeurs)
- Derecho absoluto para la mujer a desarrollar su inteligencia por el estudio, de cultivar su razón, de extender el círculo de sus conocimientos sin otros límites que los resultantes de sus aptitudes o de su voluntad.
- Libre acceso de las mujeres a todas las carreras para las que justifiquen igual nivel que los hombres y mediante exámenes semejantes, las capacidades y aptitudes necesarias.
- Aplicación rigurosa sin distinción de sexo de la fórmula económica: A igual producción, igual salario”
La iniciación de Maria Deraismes en Masonería había respondido a un estado de opinión, tal vez minoritaria, o por lo menos a un debate interno dentro de la Orden del Gran Arquitecto. Un paso planificado y bien pensado que transgredía el landmark de la masculinidad exclusiva. Sin embargo, una vez producido arreciaron las objeciones y comenzaron a alzarse las voces que mostraban su escándalo. Georges Martin que había asistido a la iniciación de Maria Deraismes por la logia de Pecq, siendo miembro de la Comisión Ejecutiva de la Gran Logia Simbólica Escocesa, estaba muy dispuesto a llevar a cabo esta revolución dentro de la Masonería.
Según explicaba Georges Martin la Francmasonería habría pasado de una primera fase operativa en consonancia con el nivel de civilización alcanzado en la Edad Media a otra especulativa, conforme a las necesidades de la Edad Moderna, entre el humanismo renacentista y la Ilustración. La plenitud llegaría cuando se reconciliasen las capacidades masculinas y femeninas abordando la fase mixta. Georges Martin fue recorriendo incansable numerosos talleres tratando de alguno afiliase a aquella reconocida mujer que había atravesado el espacio sagrado mediante el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Trató de conseguir, también sin éxito, el apoyo de su logia La Jérusalem Ecossaise en la que él era su Venerable Maestro.
Maria Deraismes a quien se vetaba trabajar en Logia y ella misma se mantenía prudentemente alejada para evitar el escándalo, explicaba mientras tanto en la sesión de apertura del Congreso Feminista de 1889 en París: “Se prepara una gran revolución, la más grande, la más fecunda que se haya visto y se hará sin insurrección en la calle, sin barricadas, sin dinamita. Se hace en este momento en las conciencias, se hará pronto en las leyes. Para esto bastará restablecer la ley del orden (natural): que los dos factores de la humanidad sean igualitarios y no jerárquicos. Este es el precio del desarrollo continuo e indefinido del progreso de la humanidad“.
El 14 de marzo de 1893 Maria Deraismes inició a 16 mujeres que como ella venían teniendo una fuerte presencia pública y estaban muy próximas a sus actividades. Este trazado femenino en reuniones sucesivas fue recibiendo enseñanzas del segundo y del grado tercero. El embrión mixto quedó formado a partir del l de abril con la afiliación de Georges Martin. El 4 de abril de 1893 quedó constituida la primera logia mixta y su cuadro de oficiales. Maria Deraismes llegó a presidir diez tenidas de la logia Le Droit Humain la nueva Obediencia en ciernes. No pudo ver este fruto por mucho tiempo ni su evolución posterior. Murió el 6 de febrero de 1894.
Si Maria Deraismes viene resultando el símbolo de la igualdad en la iniciación masónica el peso de asentar las columas para Le Droit Humain recayó directamente sobre Georges Martin que comprometió su vida, su fortuna y tuvo que arrostrar todas las resistencias de sus hermanos masones para que la fundación de la masonería mixta fuese un hecho. Marie Béquet de Vienne en el funeral de Maria Deraismes dejó recogido y expresado el eco de una voz y voluntad que se prestaba a no desaparecer: “Ayer, sobre vuestro lecho de dolor, sintiendo que se os escapaba la vida nos decíais: Permanecez siempre unidos, ayudaos, socorreos y no dejéis jamás que se rompa vuestra cadena de unión”.
“La Masonería que se ha practicado hasta aquí pertenece al pasado, vosotras mis hermanas haréis la Masonería del futuro … Yo dejo nuestro Templo inacabado. Continuad sobre sus columnas la reivindicación de los derechos de la Humanidad entera”.
“Después de preparar en nuestros Talleres a fin del siglo anterior la proclamación del derecho del hombre y del ciudadano, es necesario ahora preparar en nuestro fin de siglo la proclamación del derecho humano que comporta la igualdad de derechos para ambos sexos”.
Redactado por la historiadora María José Lacalzada